"Espacio de acompañamiento y apoyo a madres, padres y familias para una maternidad y crianza libres y conscientes"

martes, 17 de septiembre de 2013

Piel con piel

Una de las cosas que más imaginaba durante mi embarazo era el momento, o mejor dicho, los momentos donde tendría a mi bebé en mi pecho, comiendo de mi, dando de mamar a mi pequeñín... Ese momento, en el que diera de mamar a mi retoño por primera vez quedaría grabado en mi memoria... y así fue. 
Durante los nueve meses no solo me imaginaba ese momento sino que leí libros como el de Carlos Gonzalez "un regalo para toda la vida" y no iba para nada desencaminado el Dr. Gonzalez al poner ese título a su libro ya que para mi, el dar de mamar a Asier es un verdadero regalo diario.
Como leí en varios libros y webs sobre el tema, tal y como salimos Asier y yo del paritorio, y siempre con cariñosa ayuda coloqué a mi pequeño en mi pecho, sentir su calor, sentir su piel tan suave aun un poco húmeda tras el parto fue delicioso, aún me sentía cansada pero toda mi atención y mi energía estaban en ese momento tan esperado para mi, sentirle cerca, hacer que sintiera mi corazón y tranquilizarle era mi objetivo, lo coloqué piel con piel y poco a poco y abriendo su pequeña boquita fue encontrando el pezón y aunque con ayuda, mi bebé encontró la manera de comenzar a succionar y alimentarse así.

Sentía pequeños tirones, muy suaves y regulares, y sobretodo sentía una agradable somnolencia que me hacía sentir genial. La temperatura era ideal, su piel suave junto a mi, ver su carita y sus ojitos abiertos mientras comía, una imagen increíble y perfecta... 
Su papá a mi lado, me cuidaba mientras ambos cuidábamos de él. 
Y así hemos continuado cada dia de estos meses, cada toma no ha sido igual, algunas sobretodo al principio han sido molestas incluso dolorosas en algunos momentos, pero esa imagen y la confianza de que era algo importante para él, para mi y para la relación mamá-bebé que nada pudo con las ganas de seguir amamantando a mi pequeñito. 
Y poco a poco nos fuimos conociendo, y muy poco a poco fuimos acoplándonos para ir encontrando esos momentos de ternura, de agradecimiento mutuo, de Amor, de generosidad, de miradas dulces, incluso de juegos y risas entre toma y toma...
Efectivamente, un regalo para toda la vida hecho de pequeños regalos diarios.


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