"Espacio de acompañamiento y apoyo a madres, padres y familias para una maternidad y crianza libres y conscientes"

viernes, 13 de septiembre de 2013

Llegó el momento

Llegó el momento, una doble línea en una especie como de bolígrafo de plástico me gritaba en medio del silencio que mi vida daba un giro de 180º. Era un positivo rotundo. Cuantas veces había imaginado ese momento, esa imagen, y estaba ocurriendo... y a la vez lloraba y a la vez reía de puro nervios. En toda mujer que siente la maternidad como una ilusión, y quizás también en las que no lo buscaran en ese momento, la visión o la noticia de un embarazo es un momento inolvidable, un recuerdo permanente en nuestra memoria, un antes y un después...

La mente en ese momento comienza a subir las revoluciones y a generar mil pensamientos al minuto, parece como si en un instante el mundo se parase pero tu corazón y tu mente hubiesen metido el turbo y no pudieras pararlo (tampoco quieres pararlo), la mirada fija, la sonrisa incrédula y alguna lágrima que no puede evitar salir y vuelta a mirar esa doble línea.
Y se entremezclan mil emociones, mil sentimientos, mil pensamientos, mil maneras de enfocar este nuevo paso, esta nueva etapa que llega a tu vida. Y el miedo, se mezcla con la alegría, la ilusión con la incertidumbre y las ganas con más ganas aún.
Y mi cuerpo, comenzó a hablar quizás un poco más claro, o quizás yo agudicé un poco más mi "oído" para poder estar atenta a cada cambio que se producía en él, y te das cuenta de la sabiduría del cuerpo, de nuestra naturaleza interna, y como vas notando cada sutil variación tanto física, como mental, como emocional que en su mayoría buscaba la apertura de lo que desde ese momento era un canal para facilitar el crecimiento y la llegada de un nuevo ser, de una nueva vida.
Y llegó ese momento de decir, aunque a veces hasta me costara hacerlo en voz alta... "estoy embarazada"... uff, acto seguido una especie de sonrisilla interior salía como si fuera una quinceañera que estuviese haciendo una travesura... jajajaj me parecía estar viviendo un sueño, una especie de aventura... y no iba muy desencaminada, era y es una gran aventura.
En definitiva, tu mundo cambia en ese momento que ves esas dos delgadas lineas que de una manera tan simple y sencilla te cuentan que dentro de ti algo precioso comenzó a crecer y que sería la primera de muchas otras señales que te acercarían a ese momento de convertirte en mamá.

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